айка, ‘ladradora’; Moscú, 19 54 - Sputnik 2, Órbita ba terrestre, 3 de noviembre de 1957) fue una perra espacial soviética que se convirtió en el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra. Lo hizo a bordo de la nave soviética Sputnik 2, el 3 de noviembre de 1957, un mes después que el satélite Sputnik 1. También fue el primer animal que murió en órbita.(Mal trato animal).
Como se sabía poco sobre los efectos que los vuelos espaciales podían producir sobre los seres vivos en el momento de la misión de Laika, y la tecnología de suborbital no se había desarrollado todavía, no había ninguna expectativa de que Laika sobreviviera. Algunos científicos creían que los humanos no podrían sobrevivir al lanzamiento o a las condiciones del espacio exterior, por eso los ingenieros de vuelos vieron a los vuelos de animales como los precursores necesarios para las misiones humanas.1 Laika, una perra callejera, originalmente llamada Kudryavka (Кудрявка, ‘pequeña de pelo rizado’) , fue sometida a entrenamiento con otros dos perros, y finalmente fue elegida como la tripulante de la nave espacial soviética Sputnik 2, lanzada al espacio exterior el 3 de noviembre de 1957.
Laika murió horas después del lanzamiento por sobrecalentamiento 2 que probablemente fue ocasionado por un fallo del sustentador de la central R-7, que forma parte del sistema térmico de la nave, al separarse de la carga útil.3 La verdadera causa y tiempo de su muerte no fue revelada sino hasta 2002; en cambio, fue ampliamente informado que había muerto cuando al sexto día,4 se quedó sin oxígeno, o como el gobierno soviético alegó inicialmente, fue eutanasia antes del agotamiento del oxígeno. El experimento demostró que es posible que un pasajero vivo podría sobrevivir al ser puesto en órbita y soportar lamicrogravedad, abriendo así camino a la participación humana en vuelos espaciales, allanando el camino para los vuelos espaciales humanos y proporcionando a los científicos algunos de los primeros datos sobre cómo los organismos vivos reaccionan a los entornos de los vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió doce perros más al espacio, de los cuales cinco regresaron con vida a la Tierra.
El 11 de abril de 2008, las autoridades rusas develaron un monumento a Laika.(Lo mínimo que pudieron haber hecho por el mal trato animal) Este pequeño monumento en su honor fue construido cerca del centro de investigación militar en Moscú que preparó el vuelo de Laika al espacio. Cuenta con la figura de un perro que se coloca en la parte superior de un cohete. de la época también la convirtió en el primer animal de la historia que murió en órbita, siendo un mal trato a un inocente animal o hermano menor.
Laika fue la protagonista de un viaje destinado a probar la seguridad de los viajes espaciales para humanos que para muchos sigue siendo una misión suicida.
En un principio, la agencia de noticias soviética TASS informó de que Laika regresaría a la Tierra en paracaídas, para después anunciar que había muerto sin dolor tras una semana de órbita terrestre. La máquina de propaganda soviética temía la reacción de sus ciudadanos y del mundo entero, para quienes Laika era mucho más que un perro.
El científico del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú, Dmitri Maláshenko, desveló el misterio en 2002 durante un congreso espacial en Houston: Laika había muerto debido al calor y al pánico.
La perra fue víctima de la carrera espacial y de la guerra propagandística que enfrentó durante varias décadas a la Unión Soviética y Estados Unidos. En todo caso, se convirtió en una heroína para el mundo que le recuerda en innumerables campañas publicitarias, novelas, canciones e incluso en una región de Marte que fue bautizada Laika.
Laika, la perra que nos llevó al espacio y jamás volvió
Artículo aparecido en El Universal.com.mx, el sábado 03 de noviembre de 2007 al cumplirse 50 años del experimento espacial que cobró la vida de Laika
Fue la misión espacial más acelerada de la historia: en un mes —lapso transcurrido después del envío del Sputnik al espacio, que convirtió a la entonces Unión Soviética en pionero de la exploración espacial—, ese país sorprendió de nuevo al mundo al construir el satélite Sputknik 2 donde el 3 de noviembre de 1957 viajó la perra Laika, que pasó a la historia como el primer ser vivo que le dio una vuelta a la Tierra.
Fue una misión que, como muchas otras de la ex Unión Soviética, ha ido conociéndose a detalle con el paso de los años y la caída del comunismo. Lo que aquel evento marcó es que se abrieron las puertas para los vuelos con seres humanos. Entusiasmado por la repercusión internacional del lanzamiento del Sputnik el 4 de octubre de 1957, Nikita Jrushof ordenó a Serguei Korolyov, padre del programa espacial soviético, que le presentara “algo nuevo” para celebrar el siguiente 7 de noviembre el aniversario de la revolución bolchevique de 1917.
Entonces apareció Laika, una pequeña perra reclutada en las calles de Moscú, fue entrenada durante varios años para viajar a lo desconocido. Había sido seleccionada entre centenares de canes porque cumplía con los requisitos físicos —menos de 6 kilos y 35 centímetros de altura—, además de su resistencia.
“Se daba preferencia a perros de carácter reposado y con facilitad de aprendizaje”, aseguró Oleg Gazenko, entonces director del programa de adiestramiento de “perros cosmonautas”. Laika superó los mismos exámenes y pruebas que luego se aplicarían a los humanos.
Para satisfacer el capricho de Jruschev, Koroliov tuvo que improvisar sobre la marcha una cápsula espacial sin módulo de retorno. La perra nunca regresaría a la Tierra y sacrificaría su vida para demostrar la resistencia de los seres vivos a condiciones de ingravidez. El vuelo también permitió a los científicos soviéticos analizar los efectos de la radiación solar y los rayos cósmicos en el organismo.
Fue la misión espacial más acelerada de la historia: en un mes —lapso transcurrido después del envío del Sputnik al espacio, que convirtió a la entonces Unión Soviética en pionero de la exploración espacial—, ese país sorprendió de nuevo al mundo al construir el satélite Sputknik 2 donde el 3 de noviembre de 1957 viajó la perra Laika, que pasó a la historia como el primer ser vivo que le dio una vuelta a la Tierra.
Fue una misión que, como muchas otras de la ex Unión Soviética, ha ido conociéndose a detalle con el paso de los años y la caída del comunismo. Lo que aquel evento marcó es que se abrieron las puertas para los vuelos con seres humanos. Entusiasmado por la repercusión internacional del lanzamiento del Sputnik el 4 de octubre de 1957, Nikita Jrushof ordenó a Serguei Korolyov, padre del programa espacial soviético, que le presentara “algo nuevo” para celebrar el siguiente 7 de noviembre el aniversario de la revolución bolchevique de 1917.
Entonces apareció Laika, una pequeña perra reclutada en las calles de Moscú, fue entrenada durante varios años para viajar a lo desconocido. Había sido seleccionada entre centenares de canes porque cumplía con los requisitos físicos —menos de 6 kilos y 35 centímetros de altura—, además de su resistencia.
“Se daba preferencia a perros de carácter reposado y con facilitad de aprendizaje”, aseguró Oleg Gazenko, entonces director del programa de adiestramiento de “perros cosmonautas”. Laika superó los mismos exámenes y pruebas que luego se aplicarían a los humanos.
Para satisfacer el capricho de Jruschev, Koroliov tuvo que improvisar sobre la marcha una cápsula espacial sin módulo de retorno. La perra nunca regresaría a la Tierra y sacrificaría su vida para demostrar la resistencia de los seres vivos a condiciones de ingravidez. El vuelo también permitió a los científicos soviéticos analizar los efectos de la radiación solar y los rayos cósmicos en el organismo.
Laika viajó en el interior de una cabina provista de un arnés especial para combatir los efectos de la ingravidez, bebió agua a través de unos dispensadores e ingirió alimentos en forma de gelatina. Sus signos vitales fueron relativamente normales durante el ascenso y la entrada en órbita, e incluso ladró varias veces durante su periplo(viaje largo), pero únicamente sobrevivió durante cinco o siete horas, algo que no se supo sino hasta 2002.
En un principio, la agencia de noticias soviética TASS informó de que Laika regresaría a la Tierra en paracaídas, para después anunciar que había muerto sin dolor tras una semana de órbita terrestre. La máquina de propaganda soviética temía la reacción de sus ciudadanos y del mundo entero, para quienes Laika era mucho más que un perro.
El científico del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú, Dmitri Maláshenko, desveló el misterio en 2002 durante un congreso espacial en Houston: Laika había muerto debido al calor y al pánico.
La perra fue víctima de la carrera espacial y de la guerra propagandística que enfrentó durante varias décadas a la Unión Soviética y Estados Unidos. En todo caso, se convirtió en una heroína para el mundo que le recuerda en innumerables campañas publicitarias, novelas, canciones e incluso en una región de Marte que fue bautizada Laika.